viernes, 29 de marzo de 2013

MAÑANA... ¡VERANO!

- Quiero que mañana sea ya verano para ir a la piscina... -dice "La pequeña"- bueno... no, mejor octubre que ya es mañana mi cumpleaños.


Pues sí, "La pequeña" tiene un poco de jaleo sobre el paso del tiempo... lo cual es normal en la mayoría de niños y niñas de cuatro años. 

A esta edad todavía no terminan de manejar las secuencias temporales, así que cuando a "La pequeña" le dices "más tarde" no termina de entender cuanto tiempo implica esa espera. Menos aún es capaz de comprender cuánto tiempo falta para que lleguen momentos que ella espera con especial nerviosismo (el día de la visita con su madre, las vacaciones en el cole, una excursión o su cumpleaños...)

Conceptos como "antes", "después", "por la mañana" o "por la tarde" son secuencias más fáciles de manejar y entender (aunque no de la misma manera que lo vemos nosotros) porque vienen marcadas por las rutinas diarias.

Cuando "La pequeña" llegó a casa, llegaba con muchas rutinas ya interiorizadas (comidas, cenas, lavar los dientes, ir a dormir, duchas...) y un concepto del paso de los días de la semana bastante concreto; pero justo en ese momento cambiaron los días de visita con la familia biológica y ya no sabía en qué día de la semana estaba.

Así que lo que se nos ocurrió fue mostrárselo visualmente mediante un "calendario de rutinas". Buscamos en Internet dibujos sobre acciones diarias como comer, dormir, pasear o lavarse los dientes (lo cual no fue fácil). Una vez elegidos los dibujos, realizamos un calendario con los días de la semana numerados del 1 al 7 y con los nombres de los días escritos (en mayúsculas que son las letras que de momento maneja mejor).

La idea es que "La pequeña" relacionara cada día con su posición dentro de la semana (a través del número), con el nombre (a través de las letras) y con una imagen que identificara a cada día. Esto último lo hicimos asignando a cada día un enanito del cuento de Blancanieves.

Y una vez terminado lo anterior, completamos cada día con las rutinas que tocaban... Si el miércoles después de comer, tocaba visita con mamá, lo representamos con una señora y un bebé en brazos, etc. 

Calendario de rutinas diarias
Ahora estamos en algo más complicado que son las estaciones del año y los meses. Lo primero es más fácil porque "La pequeña" sabe que hay cuatro estaciones y cuáles son; pero lo difícil viene en la secuencia de los meses, ya que a veces lo confunde con los días o tiene la creencia de que sólo por quererlo podemos estar en octubre.

Así que lo último que hemos hecho ha sido un póster con las cuatro estaciones y los meses que van en cada una, de tal manera que cuando se tienen dudas de cuándo va cada mes, podemos repasarlo.

Lo primero fue buscar dibujos con los doce meses, colorearlos y trabajar durante unos días la secuencia y su correspondencia con eventos importantes (febrero-carnaval, junio-fin del colegio, diciembre-navidad...).

Ahora ya hemos colocado los meses sobre las estaciones del año para poder ver en qué orden van y en qué estación se ubican.

Los meses del año

Como en el cole están con conceptos matemáticos, siempre incluimos los números, ya que la resulta más fácil entender que número va antes o después de cada uno.

Con el tiempo "La pequeña" irá comprendiendo estos conceptos, pero de momento, estas pequeñas cosas la dan una idea aproximada sobre los conceptos temporales además de hacer presente y cotidiano los nombres de cada mes.

En niños y niñas de estas edades es fundamental establecer rutinas, no sólo para entender el concepto de temporalidad, sino porque les aporta seguridad y confianza. Más aún, los niños y niñas en acogimiento necesitan establecer esos patrones, conocer cuándo van a suceder las cosas o qué cosas van a suceder.

Por ejemplo, si tenemos un viaje, le explicamos a "La pequeña" dónde vamos, le mostramos fotos en internet del lugar para que se forme una idea más exacta y marcamos en el calendario el día en el que nos vamos con un dibujo además de contar cuantos días faltan para que llegue el momento.

Todo esto le da una idea aproximada y real de lo que va a suceder, disminuyendo la ansiedad por la incertidumbre de qué va a pasar.

¿Qué os parece? ¿Cómo trabajáis vosotros estos aspectos?

viernes, 22 de marzo de 2013

UNA TABURETE DE TRES PATAS


Una vez inmersos en el Acogimiento, queríamos acercaros algunas cosas más sobre los tres pilares que, a nuestro modo de ver, conforman las relaciones y el fluir de la experiencia del Acogimiento: los y las menores, las familias biológicas y las familias acogedoras. 

Aunque luego existe todo un entramado de instituciones, asociaciones, técnicos profesionalizados o personas que hacen que todo esto sea posible.

Esta entrada tiene un doble objetivo; por un lado nos gustaría aclarar algunas dudas que diferentes personas nos han planteado y, por otro, intentar desterrar algunos prejuicios que a veces se tienen sobre las familias biológicas.

¿Empezamos?



1. LOS Y LAS MENORES
El programa de acogimiento familiar está destinado a menores entre los 0 y los 17 años que, por alguna circunstancia, han sido separados de sus familias biológicas. 

El objetivo es que estos menores no pasen demasiado tiempo institucionalizados en un centro sino que puedan vivir en un ambiente más familiar, con todas las ventajas que esto supone para su desarrollo como persona.

En este momento no entraremos a valorar las ventajas o inconvenientes de los centros o las familias, porque el debate puede dar para mucho pero, personalmente, creemos que cualquier menor merece la oportunidad de vivir la experiencia de convivir en una familia.


2. LAS FAMILIAS DE ACOGIDA
En un primer momento se intenta que el menor sea acogido por algún miembro de la propia familia (siempre que sea posible y que la razón de la separación del menor no lo desaconseje).

En el caso de que este acogimiento por parte de abuelos, tíos u otras personas cercanas a la familia no fuera posible es cuando se busca una familia ajena.

Para ser familia acogedora, como ya hemos comentado en el blog, no hace falta cumplir demasiados requisitos (hay algunos, obviamente, pero no dejan de ser cosas "de cajón" como no haber sido privado de la patria potestad), sino simplemente estar dispuestos a vivir la experiencia y disponer de una cierta estabilidad vital.

Eso sí, desde nuestra perspectiva creemos que hay que tener claro ciertas cosas:
  • La decisión de ser familias acogedoras debe de tomarse de manera conjunta por todos los miembros de la familia, y debe hacerse de manera consensuada y responsable.
  • Hay que tener muy claro que no es lo mismo el acogimiento que la adopción. 
  • Personalmente, con esta experiencia no buscábamos satisfacer el deseo de paternidad o maternidad, sino ayudar a un niño o una niña durante un tiempo de su vida.
  • Comprender que se afrontarán problemas, que no siempre será fácil.
  • Entender que para el niño o niña, su familia biológica es fundamental y que este vínculo es grandísimo, por lo que hay que estar dispuesto a no juzgar.
  • Aceptar al niño o niña acogido en su globalidad: con su historia, sus costumbres, su familia biológica y su forma de ser.
En esto último se incide mucho en el curso de formación para familias acogedoras. El menor o la menor, como todos nosotros,  vienen con su propia "mochila" llena de experiencias, sentimientos, emociones y vivencias que les hacen ser, y comportarse, de una determinada manera. 

Aprender a respetar esto, trabajar con ello y ayudar al menor o la menor a ser él o ella mismo, es fundamental para su desarrollo como persona.


3. LAS FAMILIAS BIOLÓGICAS
Por mucho que te cuenten en el curso de formación la importancia del vínculo entre el niño o niña en acogimiento y su familia biológica, especialmente con la figura materna, no eres consciente de ello hasta que no lo compruebas por ti mismo.

Es fácil caer en la estigmatización de estas familias, creer que son todas de una determinada manera, pero la realidad, y más aún en el momento económico que vivimos, demuestra que cualquier persona sin una red de apoyo familiar sólida, en un momento económicamente nefasto puede verse en la situación de no poder hacerse cargo de sus hijos o hijas.

La familia biológica es parte imprescindible del niño o la niña, sobre todo en el caso de que el objetivo sea el retorno a la propia familia; por ello, cuidar las relaciones o reforzarlas mientras el menor está en nuestra casa, para nosotros ha sido fundamental.

Desde el primer momento, en nuestro caso y por una situación concreta, la relación con la familia biológica ha sido buena, nos hemos conocido y hablamos de manera habitual cuando "La pequeña" tiene visitas.

¿Y qué son la visitas? Pues son los ratos que "La pequeña" está con su madre durante la semana... pero este tema nos queda pendiente porque es bastante importante como para dedicarle sólo un par de párrafos.



lunes, 11 de marzo de 2013

FINDE DE NIEVES... ¡FINDE DE BIENES!


- ¿En qué país estamos ahora? - pregunta la pequeña cuando paramos en Ávila para recoger a Rubén y Sonia-


Y es que, para ella, cada vez que montamos en el coche y salimos de la ciudad es viajar a otro país... así que este "finde" nos hemos internacionalizado viajando a Gredos.

Disponer de un fin de semana enterito con la peque es algo complicado, ya que tiene visitas con su mamá los  sábados por la mañana.

El proceso para poder disponer de ese tiempo es solicitar a los Servicios Sociales el cambio de la visita, concretar otro día para su realización y, después de pasar por comisión, que te autoricen a ello.

Las visitas con la familia biológica son muy importantes para los menores en acogida. Ya hablaremos en otro post de la relación con las familias biológicas en el proceso de acogida, porque es uno de los pilares en la vida del niño o la niña y merece especial atención.

Pero volviendo a nuestro fin de semana... ¡ha sido increíble!.

Al principio pensamos en ir al Norte, porque tanto a Ángel como a mi nos encanta, pero luego pensamos que quizás un viaje demasiado largo se le hiciera bastante pesado a "La pequeña". Si ir a Madrid ya la parece interminable, pasarnos 3-4 horas en el coche nos parecía demasiado arriesgar.

Así que recordé que un amigo nuestro tenía una casa rural en Gredos, le preguntamos y allí que nos fuimos.

La casa se llama "El Robledal de Gredos", y está situada en Navacepeda de Tormes, un pequeño pueblo de la provincia de Ávila. Podeis ver qué sitio más bonito en el siguiente enlace:  http://www.toprural.com/Casa-rural-alquiler-%C3%ADntegro/El-Robledal-De-Gredos_34879/fotos_pc.html#fa-310217

El pueblo de Navacepeda, al fondo, visto desde el Pozo de las Paredes. 

A parte de que la zona es espectacular, la casa ni os la imaginais... tiene un montón de detalles y está pensada para que te sientas como en casa (y realmente te sientes así). Sólo deciros que, por ejemplo, en la cocina, cada uno de los armarios tiene un listado con lo que hay dentro para que no tengas que estar buscando lo que necesitas.

Muy recomendable para familias. Si vais con niños es perfecta, ya que han pensado mucho en los pequeños (el detalle de que tengan un taburete-alzador en el baño para que lleguen al lavabo o que dispongan de juegos para ellos nos parece un detallazo).

Pensábamos que iba a hacer bastante peor tiempo, pero al final parece que el frío nos ha respetado y, aunque ha nevado y llovido, también ha salido bastante el sol y hemos podido conocer muchos sitios de la zona; gracias también a Rubén y Sonia que hicieron de guías además de estar pendientes de "La pequeña" en todo momento.

¿Y la experiencia de salir con la niña? Pues ha sido bastante diferente a salir solos (¡cómo no!). Cualquier salida de la rutina para "La pequeña" supone una gran agitación, todo es nuevo para ella y son un montón de estímulos que incorporar.

Durante el viaje se le hacía extraño que la dijéramos que íbamos a dormir fuera de casa y preguntaba cuándo íbamos a volver, pero en cuanto estuvimos en la Casa Rural, parecía que conociera el lugar de toda la vida y se manejaba como si fuera suya.

Para nosotros, disfrutar de la naturaleza es algo muy importante y nos encanta salir los fines de semana, así que compartir este hobby con "La pequeña" es algo que valoramos mucho y que, en estos tres meses, no hemos podido hacer.

Para ella... creo que ha sido un gran fin de semana. Ha estado en la nieve, ha visto cascadas, paisajes diferentes, ha estado con gente que no conocía y que, desde el primer minuto, le ha hecho sentir especial... ¿Qué más se puede pedir?

No queremos terminar sin dar las gracias a Rubén y Sonia, que se han portado con nosotros muy muy bien... que han dedicado el fin de semana a enseñarnos todo aquello de una manera muy personal y llena de anécdotas, que se han desvivido porque "La pequeña" estuviera a gusto...

Y también a Isabel y Manuel, los padres de Rubén. Que tenían todo preparado en la Casa cuando llegamos y que se han preocupado porque hubiéramos estado cómodos en todo momento... ¡qué rica la tortilla del domingo, Isabel!

No sabemos si, en el futuro, "La pequeña" recordará algo de este fin de semana pero al menos sabemos que las sensaciones que ha vivido sí quedan en el recuerdo y serán parte de "su mochila" emocional. Y con esto es más que suficiente.

jueves, 7 de marzo de 2013

¡¡¡PIOJOOOOS!!!

Nuestro sobrino Guille bajo tratamiento!
- Me pica la cabeza -me dice "La pequeña" mientras se rasca insistentemente.

Y no le doy mucha importancia hasta que me dice que a una niña del comedor le picaba la cabeza, había tenido "bichitos" y ahora la nena en cuestión tenía el pelo muuucho más corto.

Así que "wassapeo" a mi hermana y a mi madre que, junto a Carmen, son nuestra wikipedia personal en niños de esta edad cuando nos surgen dudas (que es muy a menudo) y las pregunto que cómo se ven los piojos... vamos, que si se ven... porque nosotros, mucho contacto con estos seres no hemos tenido (de alguna vez en algún campamento pues el tema nos ha rozado, pero ¡es diferente eso a tenerlo en casa!).

Personalmente los bichitos pequeños me obsesionan. Es oir a alguien que le ha picado algo y me empieza a picar todo... así que con esto de los piojos el asunto está rozando la paranoia; la parte positiva es que ahora somos unos expertos en piojos y liendres.

Antes de pasar a la cuestión de la eliminación de los susodichos, repasemos algunos falsos mitos...

  • "Los piojos están en las cabezas de personas con el pelo sucio". A estos bichos les da lo mismo si el cabello está sucio o limpio (de hecho también es falso que prefieran el pelo limpio).
  • "Los piojos saltan". Nooooo... los piojos se arrastran, muy rápido, por eso es difícil verlos, pero no son capaces de saltar. Esto es importante porque el contagio se transmite por el contacto entre cabezas, por compartir prendas de vestir como gorros o bufandas o utensilios de peinado, no porque los pequeños bicho se dediquen, cual tarzanes a saltar de cabeza en cabeza.
  • "Los piojos mueren al meter la cabeza en agua". Los piojos son resistentes al agua (de hecho pueden contagiarse en una piscina) y son capaces de aguantar en apnea hasta cinco minutos... Eso sí, si les exponemos a una temperatura entre los 50º-60º, palman.

PASOS PARA "FULIMINARLOS" 

1. "Keep calm and... fight!"
Pues eso... que ante todo calma. Si creemos que el niño o la niña tiene piojos... ¡que nuestro primer instinto no sea raparle el pelo!
No es una enfermedad, ni algo irremediable. Tener piojos no significa que se tenga una mala higiene así que no es algo de lo que avergonzarse. 
Se puede encontrar mucha información en internet, así que toca aprender un poco sobre piojos, liendres y demás mundo de la "pediculosis".

2. Comprobar que realmente son piojos. 
Si, parece una tontería pero es difícil porque no son fáciles de ver. Ya que los piojos se mueven muy rápido, lo mejor es fijarse en si hay liendres (huevos que ponen los piojos) ya que éstas son de color blanco y están "ancladas" al pelo, por tanto son más fáciles de localizar que los piojos (que pueden variar de color entre varias tonalidades de marrón para "camuflarse según el color de nuestro pelo).
Para ver si hay liendres, hay que rastrear toooda la cabeza peinándola, por tramos, con una lendrera (peine especial con muchas púas muy juntitas) buscando unas diminutas cositas blancas (aproximadamente de 1mm de longitud) que se encuentran sobre el pelo, bien sujetas, a una distancia de menos de medio centímetro del cuero cabelludo.

3. Comprobado... "Haberlas haylas"
¡Toca visitar la farmacia! Aunque hay remedios caseros (como el vinagre), lo más efectivo es complementarlo con algún producto que nos recomienden en la farmacia (cuidado que hay algunos a los que nuestros amigos los piojos se han vuelto resistentes, por ejemplo el de la famosa canción que cantábamos de pequeños). 
Nosotros compramos Paranix, que es un spray que hay que aplicar en dos veces, la segunda a los nueve días de la primera. Es una especie de producto aceitoso que hay que aclarar varias veces porque, en caso contrario, el pelo queda sucio.
Son tratamientos caros (rondan entre los 15€-20€) pero son de lo más efectivos si se siguen las instrucciones al pie de la letra.

4. Después del producto...
Pues nada, una vez puestos manos a la obra y tras aplicar el producto, esperar el tiempo recomendado y lavar el pelo con champú y abundante agua, toca lo más divertido... repasar de nuevo toooodo el pelo con la lendrera para que se desprendan las liendres. 
Suena genial, ¿verdad? Pues si a quien estáis aplicando todo este proceso es tan inquieto o inquieta como "La pequeña" os aseguramos que es mucho más divertido. Ya no tenemos repertorio de canciones, poesías o historias suficientes para entretenerla mientras repasamos el pelo tramo a tramo (y es que "La pequeña" tiene el pelo especialmente largo).
Después de cada uso de la lendrera es importante hervirla en agua durante unos 6-7 minutos.

5. ¡Zafarrancho de limpieza!
Es importante que todos los miembros de la familia pasen por el mismo proceso (no, los gatos no han pasado por esto... los piojos no se transmiten a los animales domésticos). No serviría de nada que sólo se tratara uno y luego hubiera una reinfestación.
También es importante lavar en agua caliente (50º-60º) toda la ropa, sábanas y toallas que hayan podido verse "implicadas en el asunto". Nosotros llevamos ya seis lavadoras (es aquí donde se ve un poco mi obsesión por los pequeños seres)

6. Que corra la voz
Bueno... no hace falta publicarlo en los medios de comunicación pero sí hay que avisar a las personas que hayan podido tener contacto con la persona que tenga los piojos. 
Como hemos dicho antes, no es algo de lo que avergonzarse, y comentarlo puede evitar futuros contagios (por eso es fundamental avisar en el cole, que no nos van a mirar mal ni van a pensar que somos malos padres o madres por ello).

7. Repasar y repasar
Durante las semanas siguientes hay que seguir vigilando las cabezas (y repetir el tratamiento si así lo indican las instrucciones del producto) ya que es bastante normal que vuelvan a a aparecer en las tres semanas siguientes si nos hemos dejado alguna liendre.


Poco más nos queda que contaros... esperamos que no tengáis que enfrentaros a estos bichines pero que, si sucede, os sirva de algo todo esto que os hemos contado.






lunes, 4 de marzo de 2013

CONOCIÉNDONOS...

¿Estamos seguros de lo que vamos a hacer?
Ummm.... no, probablemente no... pero ya lo iremos descubriendo.


A finales de octubre ya habíamos dicho que sí al acogimiento de "La pequeña" y, después de la valoración por parte de las técnicas de la Junta y su aprobación como familia acogedora de la niña, establecimos el calendario del "periodo de adaptación".

Y qué es esto, nos diréis .. pues muy fácil, es un periodo de tiempo en el que establecen una serie de contactos entre la menor o el menor y la familia de acogida para hacer la adaptación a la nueva situación más fácil para todos. En nuestro caso, al ser una niña relativamente pequeña (acababa de cumplir los cuatro años a finales de octubre), el periodo fue corto y tuvo una duración de un mes. 

Entre semana se establecieron visitas de dos/ tres horas los lunes y miércoles (que son los días que libramos Ángel y yo por las tardes) para salir con "la pequeña" del centro en el que estaba. También se establecieron dos fines de semana en los que se vendría a casa a dormir desde el viernes hasta el domingo por la mañana.

Ahí ya empezamos a estar un poco más nerviosos con todo lo que se nos venía encima. Especialmente nos preocupaba el momento de ir a conocer a "La pequeña". El hecho de estar dos horas con una niña de cuatro años que no conoces, en una habitación y con una persona de la Junta observándote (más la responsable del Centro en el que estaba la niña) no nos hacía especial ilusión, pero al final fue bastante mejor de lo que creíamos.

Así, el 7 de noviembre fuimos al centro donde estaba "La pequeña" a conocerla. Llegamos allí y, nada más abrir la puerta, aparece una niña con el pelo muy largo y con una mirada entre curiosa y algo tímida, a la expectativa de lo que iba a pasar. 

Este primer contacto fue muy bien. Hablamos de ir otro día a dar un paseo, de salir al parque o de venir a casa a cenar. Y la niña, que quince minutos después de nuestra llegada, ya había dejado la timidez a un lado, parecía encantada con todo aquello. Nosotros nos preguntábamos después que se le pasaría por la cabeza en aquellos momentos... y aún nos lo seguimos preguntando muy a menudo.

Al ser la primera visita, desde Cruz Roja, nos recomendaron llevar un pequeño regalo para la niña, así que compré un gato rosa del Imaginarium. Este regalo tenía dos porqués, el primero era la posibilidad de iniciar  conversación sobre nuestros gatos; lo cual resultó muy útil porque "la pequeña" estaba emocionada con la idea de ir a conocerlos, y el segundo porqué era el hecho de la curiosidad que representan... lo cual luego ha resultado ser una característica muy propia de la niña.

Raspapollo sin saber lo que se le venía encima...

La primera noche en casa no dormimos nada bien... cualquier ruido nos ponía alerta, estábamos pendientes de si dormiría bien o se despertaría, de que pudiera echar de menos el centro o pasar una mala noche... preocupaciones que fueron en vano porque "La pequeña" duerme como un lirón, es capaz de estar once horas sin despertarse del tirón y algunas veces, ronca como un león ... 

Y así, entre visitas durante la semana y fines de semana en nuestra casa pasó el mes de noviembre como si sólo hubiera durado dos días y no treinta.

Las sensaciones durante este mes fueron muy diversas. Miedo, ilusión, alegría, incertidumbre... Y dudas, muchas dudas... ¿seríamos capaces de hacerlo, y hacerlo bien? ¿Hasta qué punto todo esto iba a cambiarnos?. Y nuestra relación como pareja, ¿Se vería muy afectada? ¿Y si a los dos meses no podíamos más?.

Pero como decía Ángel... todo esto sólo se resolvería con el tiempo así que, el 30 de noviembre, después de firmar el compromiso del acogimiento,  "La pequeña" se vino definitivamente a vivir a nuestra casa.