Llegó el verano (bueno, ahora ya sólo queda la mitad, pero en el camino
estamos) y, con él, las vacaciones escolares; momento en el que se presenta la
gran dificultad de muchas familias: “Y
mientras trabajamos, ¿Con quién dejamos a los niños?”.
Bueno, pues la solución no es nada fácil… el problema de la conciliación
laboral y familiar en nuestro país, se muestra en auge en esta época del año.
Si los niños o niñas son menores de tres años, la opción guardería es una
buena opción, porque la mayoría abre en verano y el ritmo es prácticamente el mismo
que el resto del año. Además muchas tienen programas específicos para los meses
de julio y agosto (hay que contar con pasta mediante, claro…)
El problema es con niños o niñas mayores de tres años y hasta los 12- 13
años que ya pueden (o podrían) quedarse solos en casa u organizar su tiempo de
manera más independiente (siempre bajo supervisión y ayuda).
Nuestra pequeña tiene 4 años. Edad mala, muy mala para buscar
alternativas en verano. No es pequeña como para una guardería, pero tampoco es
mayor como para encontrar suficientes actividades entre las que poder elegir
(la mayor parte de campamentos que hemos mirado son a partir de los 6 años).
Entonces, ¿Qué hacer? Suponemos que, en ciudades más o menos grandes, las
opciones serán más variadas, pero en la nuestra no ha sido nada fácil encontrar
actividades adecuadas para una niña de cuatro años, teniendo en cuenta que
buscábamos un sitio donde pudiera quedarse a comer (si trabajas de 8-15:30h, un
horario de campamento de 9-14h no resuelve nada de nada).
¿Qué
opciones teníamos?
La opción A es pensar en la familia próxima, normalmente los abuelos. Una
opción más económica que las opciones B, los campamentos de verano.
El caso es que a nuestra edad, nuestros padres o madres (que rondan entre
los 50-60 años) tienen también vida laboral, es decir, trabajan en el mismo
horario que nosotros; por lo que esta opción queda descartada.
Otra opción dentro de la A sería recurrir a algún familiar que se
encuentre en paro (nada raro en estos momentos) pero aquí se presenta el hecho
de que, si el niño o la niña se quedan con él o ella todo el verano, el tiempo
de búsqueda activa de empleo se reducirá considerablemente.
La opción “familiares” también tiene sus desventajas ya que, desde
nuestro punto de vista, en un campamento de verano, los niños y niñas pueden
adquirir habilidades muy positivas para su desarrollo tanto social como
emocional y cognitivo que, pasando todo el verano con adultos, no desarrollaría
de la misma manera.
Opción B. Buscar actividades que pueda hacer la pequeña durante la
mañana. Y aquí viene otro caos…
Centrándonos en los campamentos, podríamos decir que existen dos tipos según
su temporalidad:
- Los campamentos (o colonias de verano, término ya casi en desuso), como tal entendidos, en los que los niños o niñas pasan 10-15 días fuera de sus casas, pernoctando en tiendas de campaña, albergues o similar.
- Campamentos urbanos: se desarrollan durante la mañana, la tarde o ambas, pero los niños y niñas duermen en casa.
Nuestra opción, por las circunstancias de la pequeña, fueron los
campamentos urbanos. Aunque con 4/5 años existe la posibilidad de los campamentos de “iniciación”,
donde los pequeños pasan 4-5 días con pernoctaciones en un lugar cercano
(incluso dentro de la misma ciudad), nosotros no la elegimos por las características
personales de la niña (en 10 meses ha pasado del hogar familiar a un hogar de
menores, luego a nuestra casa y ahora anda a medias entre la nuestra y la de su
madre)
La opción de los campamentos de iniciación está bastante bien para:
- Adquirir hábitos de autonomía fuera del hogar familiar.
- Convivir con otros niños y niñas de una manera más intensa que en los campamentos urbanos.
- Empezar a pasar tiempo fuera de casa de una manera progresiva en niños o niñas que no hayan salido fuera de casa sin los progenitores principales.
Bien, ya tenemos la opción elegida: Campamentos Urbanos. Ahora “sólo”
queda encontrar la mejor opción. Y aquí no sólo nos vale el horario, en el que
ya descartamos algunas opciones, sino que hay que buscar más allá.
El tiempo que pasan los niños y niñas en los campamentos no debe pretender
sólo ocupar el tiempo libre sino que tiene que cumplir ciertas características.
Quizás sea “deformación profesional”, pero creemos que el uso del tiempo libre
es muy importante en el desarrollo de los menores y que, unas buenas pautas adquiridas
desde pequeños, ayudarán a la persona a definir qué tipo de ocio quiere tener
cuando sea adulto.
¿Y cuál es la mejor opción? Pues nunca habrá una perfecta, porque no
existe, pero sí podemos aproximarnos teniendo en cuenta una serie de
características: equipo de monitores y monitoras, actividades, organización,
filosofía…
Lo importante: no quedarnos con la primera opción que veamos y "dar la lata" para hacer tooodas las preguntas que nos puedan ayudar a decidirnos.
¡A pasarlo bien!
Lo importante: no quedarnos con la primera opción que veamos y "dar la lata" para hacer tooodas las preguntas que nos puedan ayudar a decidirnos.
¡A pasarlo bien!